lunes, 10 de noviembre de 2008

El pastor perdido

SE llamaba Miguel. Era un pequeñopastor de las orillasde Orihuela.Lo amé y puse en su pechomi masculina mano,y creció su estatura poderosahasta que en la asperezade la tierra españolase destacó su cantocomo una brusca encinaen la que se juntarontodos los enterrados ruiseñores,todas las aves del sonoro cielo,el esplendor del hombre duplicadoen el amor de la mujer amada,el zumbido olorosode las rubias colmenas,el agrio olor maternode las cabras paridas,el telégrafo purode las cigarras rojas.Miguel hizo de todo-territorio y abeja,novia, viento y soldado-barro para su estirpe vencedorade poeta del pueblo,y así saliócaminandosobre las espinas de Españacon una voz que ahorasus verdugostienen que oír, escuchan,aquellosque conservan las manosmanchadascon su sangre indeleble,oyen su cantoy creenque es sólo tierray agua.No es cierto.Es sangre,sangre,sangre de España, sangrede todos los pueblos de España,es su sangre que cantay nombray llama,nombra todas las cosasporque él todo lo amaba,pero esa voz no olvida,esa sangre no olvidade dónde vieney para quiénes canta.Cantapara que se abran las cárcelesy ande la libertad por los caminos.A mi me llamapara mostrarme todos los lugarespor donde lo arrastraron,a él, luz de los pueblos,relámpago de idiomas,para mostrarmeel presidio de Ocaña,en donde gota a gotalo sangraron,en donde cercenaronsu garganta,en donde lo mataron siete añosencarnizándoseen su cantoporque cuando mataron esos labiosse apagaron las lámparas de España.
Y así me llama y me dice:\"Aquí me ajusticiaron lentamente.\"Así el que amó y llevababajo su pobre ropatodos los manantiales españolesfue asesinado bajola sombra de los murosmientras tocaban todas las campanasen honor del verdugo,perolos azaharesdieron olor al mundo aquellos díasy aquel aroma erael corazón martirizadodel pastor de Orihuelay era Miguel su nombre.
Aquellos días y añosmientras agonizaba,en la historiase sepultó la luz,pero allí palpitabay volverá mañana.Aquellos días y siglosen que a Miguel Hernández,los carcelerosdieron tormento y agonía,la tierra echó de menossus pasos de pastor sobre los montesy el guerrillero muerto,al caer, victorioso,escuchó de la tierralevantarse un rumor, un latido,como si se entreabrieran las estrellasde un jazmín silencioso:era la poesía de Miguel.Desde la tierra hablaba,desde la tierrahablará para siempre,es la voz de su pueblo,él fue entre los soldadoscomo una torre ardiente.
Él erafortalezade cantos y estampidos,fue como un panadero:con sus manos hacíasus sonetos.Toda su poesíatiene tierra porosa,cereales, arena,barro y viento,tiene formade jarra levantina,de cadera colmada,de barriga de abeja,tiene olora trébol en la lluvia,a ceniza amaranto,a humo de estiércol, tarde,en las colinas.Su poesíaes maíz agrupadoen un racimo de oro,es viña de uvas negras, es botellade cristal deslumbrantellena de vino y agua, noche y día,es espiga escarlata,estrella anunciadora,hoz y martillo escritos con diamantesen la sombra de España.
Miguel Hernández, todala anaranjada greda o levadurade tu tierra y tu pueblorevivirá contigo.Tú la guardastecon la mano más torpe, en la agonía,porque tú estabas hechopara el amanecer y la victoria,estabas hecho de agua y tierra virgen,de estupor insaciable,de plantas y de nidos.
Erasla germinación invenciblede la materia que canta,eraspatria de la entereza y dispusistecontra los enemigos,el moro y el franquista,una mano pesadallena de enredaderas y metales.Con tu espada en los brazos, invisible,morías,pero no estabas solo.No sólo la hierba quemadaen las pobres colinas de Orihuelaesparcieron tu voz y tu perfumepor el mundo.Tu pueblo parecíamudo,no mirabatu muerte,no oíalas misas del despreciopero, anda,anda y pregunta,anda y ve sí hay algunoque no sepa tu nombre.
Todos sabían,en las cárceles,mientras los carceleroscenaban con Cossío,tu nombre.Era un fulgor mojadopor las lágrimastu voz de miel salvaje.Tu revolucionariapoesíaera, en silencio, en celdas,de una cárcel a otra,repetida,atesorada,y ahoradespunta el germen,sale tu grano a la luz,tu cereal violentoacusa,en cada calle,tu voz toma el caminode las insurrecciones.
Nadie, Miguel, te ha olvidado.Aquí te llevamos todosen mitad del pecho.
Hijo mío, recuerdascuandote recibí y te pusemi amistad de piedra en las manos?Y bien, ahora,muerto,todo me lo devuelves.Has crecido y crecido,eres,eres eterno,eres España,eres tu pueblo,ya no pueden matarte.Ya has levantadotu pecho de granero,tu cabezallena de rayos rojos,ya no te detuvieron.Ahoraquieren hincarsecomo frailes tardíosen tu recuerdo,quieren regar con babatu rostro, guerrillero comunista.No pueden.No los dejaremos.Ahoraquédate puro,quédate silencioso,permanece sonoro,dejaque recen,dejaque caiga el hilo negrode sus catafalcos podridosy bocas medievales.No saben otra cosa.Ya llegarátu viento,el viento del pueblo,el rostro de Dolores,el paso victoriosode nuestra nunca muertaEspaña,y entonces,arcángel de las cabras,pastor caído,gigantesco poeta de tu pueblo,hijo mío,verásque tu rostro arrugadoestará en las banderas,vivirá en la victoria,revivirá cuando reviva el pueblo,marchará con nosotros sin que nadiepueda apartarte más del regazo de España.

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