martes, 23 de septiembre de 2008

El abandonado

No preguntó por ti ningún día, salidode los dientes del alba, del estertor nacido,no buscó tu coraza, tu piel, tu continentepara lavar tus pies, tu salud, tu destrezaun día de racimos indicados?No nació para ti solo,para ti sola, para ti la campanacon sus graves circuitos de primavera azul:lo extenso de los gritos del mundo, el desarrollode los gérmenes fríos que tiemblan en la tierra, el silenciode la nave en la noche, todo lo que vivió lleno de párpadospara desfallecer y derramar?Te pregunto:a nadie, a ti, a lo que eres, a tu pared, al vientosi en el agua del río ves a ti corriendouna rosa magnánima de canto y transparencia,o si en la desbocada primavera agredidapor el primer temblor de las cuerdas humanascuando canta el cuartel a la luz de la lunainvadiendo la sombra del cerezo salvaje,no has visto la guitarra que te era destinada,y la cadera ciega que quería besarte?
Yo no sé: yo sólo sufro de no saber quién eresy de tener la sílaba guardada por tu boca,de detener los días más altos y enterrarlosen el bosque, bajo las hojas ásperas y mojadas,a veces, resguardado bajo el ciclón, sacudidopor los más asustados árboles, por el pechohoradado de las tierras profundas, entumecidopor los últimos clavos boreales, estoycavando más allá de los ojos humanos,más allá de las uñas del tigre, lo que a mis brazos llegapara ser repartido más allá de los días glaciales.
Te busco, busco tu efigie entre las medallasque el cielo gris modela y abandona,no sé quién eres pero tanto te deboque la tierra está llena de mi tesoro amargo.Qué sal, qué geografía, qué piedra no levantasu estandarte secreto de lo que resguardaba?Qué hoja al caer no fue para mí un libro largode palabras por alguien dirigidas y amadas?Bajo qué mueble oscuro no escondí los más dulcessuspiros enterrados que buscaban señalesy sílabas que a nadie pertenecieron?
Eres, eres tal vez, el hombre o la mujero la ternura que no descifró nada.O tal vez no apretaste el firmamento oscurode los seres, la estrella palpitante, tal vezal pisar no sabías que de la tierra ciegaemana el día ardiente de pasos que te buscan.
Pero nos hallaremos inermes, apretadosentre los dones mudos de la tierra final.

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